A la vida hay que exigirle mucho

Retador artículo por Risto Mejide, quien a pesar de su personaje público de vez en cuando tiene buenas ideas. Un elogio de la radicalidad que solemos perder por el camino. Algún extracto:

«A la vida hay que exigirle mucho. A la vida hay que exigirle bien. Porque no te preocupes que ella ya se ocupará de exigirte a ti cuando menos te lo esperes y por la razón más
insospechada. Un día sales de casa y búm. Un día vuelves de un chequeo rutinario y zas. Un día
coges el coche y pam. Es siempre más tarde de lo que te crees. Cualquier día te cambian las reglas de este juego al que llamamos vida, y lo hacen sin que nadie te pida permiso y sin avisar. Así que plantéatelo ahora o atente a las consecuencias. Porque puede que jamás exista un espérate, porque puede que para ti no haya previsto un después.»

«Yo exijo. Exijo no pasar ni un sólo día sin estar enamorado. No hablo de estar acomodado. Ni de dejarme simplemente llevar por la inercia. No. Exijo mariposas todos los días.»

«Lo antes posible, o sea, ya. No concibo ni un sólo día de mi existencia dedicado a algo que no merezca mi tiempo, mi vida, mi sacrificio, mi dedicación profesional.»

«Pero es que yo exijo también conversaciones. Conocer gente que me aporte algo interesante. Dejar de perder el tiempo con historias tóxicas y desgastadas. Exijo una vida sin capullos, sin mediocres, sin gilipollas, que ya tengo bastante conmigo.»

«Y lo más importante, como sé que no está en sus planes proporcionármelo, no pienso quedarme de brazos cruzados esperando a que me lo facilite. Lo pienso ir a buscar.«

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