He tenido varios amigos (incluso yo mismo) que en un momento dado de su carrera profesional han intentado dar un salto… y se han equivocado con mayor o menor gravedad. El resultado puede ir desde la mera frustración y un nuevo cambio, hasta verse envuelto en litigios legales. Y no hablo de personas incompetentes, irreflexivas, o que hayan tomado decisiones a la ligera. ¿Algo habrán hecho mal? Tal vez elegir batallas que no se podían ganar.
Artículo publicado en Mayo en Capital Humano