Uno de los retos críticos (y frecuentemente fracasados) de los directores de RRHH es posicionarse y ser valorados por otros directivos, especialmente de sus CEOs o Directores Generales. Resulta difícil dejar de ser vistos como ejecutores administrativos de tareas operativas y pasar a ser percibidos como estrategas que aportan valor.
Es cierto que muchas veces los altos directivos tienen una mentalidad cortoplacista, de silo, materialista o inhumana, pero también es cierto que muchas veces desde RRHH comunicamos muy mal o no somos capaces de posicionarnos en el comité de dirección.
Por eso me pareció interesante un gráfico que agradezco a mi amigo y cliente Paco. No parece tener una base estadística, ni venir de un informe fiable, ni encuentro la fuente, pero me parecía interesante para darnos que pensar.
A los CEOs no les importa si RRHH:
Mantienen actualizados sus archivos de personal o sus manuales de RRHH
Conocen al detalle la legislación laboral
Mandan encuestas de cultura
Planifican eventos sociales
Gestionan horarios
En cambio sí valoran si RRHH hace otras cosas:
Crean candidaturas que atraen talento, no sólo descripciones de puestos
Convierten las salidas de personas en aprendizajes valiosos
Predicen y previenen la falta de habilidades antes de que afecten al negocio
Detectan a futuros líderes antes que la competencia
Hacen que los movimientos de personas mejoren el negocio
Afrontan y gestionan rápidamente a las personas con bajo rendimiento
Construyen equipos mejores que los de los competidores
No significa que sólo haya que enfocarse en las segundas y dejar las primeras. La reflexión interesante es que a menudo nos perdemos en tareas que creemos necesarias, pero que no generan la percepción de aportación de valor para el negocio.
¿Estamos confundiendo nuestras prioridades desde RRHH? ¿Cuánto tiempo dedicamos a las mil tareas y peticiones que afrontamos? ¿El Director de RRHH es capaz de encontrar tiempo para enfocarse en tareas estratégicas y delegar las operativas? ¿Qué y cómo comunicamos hacia otros directivos? Y tú… ¿Qué opinas?
The other day I was frustrated with my adolescent son for making the same mistakes time and time again, even when warned and knowing the consequences. But he is not the only one. We all resist learning sometimes, even when it is obvious to everybody else.
Then I had a serendipitious finding: Chris Williamson discusses why we’re wired to learn our lessons the hard way.
A few quotes:
Oscar Wilde wrote «Experience is the hardest kind of teacher. It gives you the test first and the lesson afterward.»
«A man makes mistakes, a smart man learns from his mistakes, a brilliant man leans from other’s mistakes.»
«When we find the same kind of problem time and time again, it means that life is trying to teach us something that we haven’t learned.»
But there’s much more! Chris is a curious person and has learnt a thing or two in 900 episodes interviewing very intelligent people. Here’s some food for thought.
A estas alturas todos sabemos que emprender o tener una empresa en España es una heroicidad temeraria. Pero es interesante pasar de las percepciones subjetivas a los datos.
Aquí puedes ver el artículo original de Libre Mercado de donde saco esta información basada en un informe del Instituto Juan de Mariana y que recomiendo leer completo.
Resumo a continuación algunos extractos bastante llamativos:
Cuatro de cada diez empresarios consideran que el problema de sobrerregulación y burocracia es una de las cuestiones más críticas a la hora de invertir en España. De hecho, otorgan a esta cuestión una importancia similar a la que asignan a los impuestos, de modo que la presión normativa ya tiene una trascendencia comparable a la presión fiscal. Siete de cada diez empresarios consideran que la excesiva carga regulatoria afecta decisivamente a la inversión.
Los obstáculos para el mercado único en Europa tienen un impacto cercano al 3,5 por ciento del PIB en España, mientras que la ruptura del mercado nacional propiciada por la fragmentación normativa autonómica tiene un coste del 3,5 por ciento del PIB. En total, el coste de estos obstáculos para que las empresas puedan operar en la UE y dentro de España asciende a 90.000 millones de euros.
Además de deprimir la inversión, la sobrecarga normativa mina el emprendimiento. España está en el puesto 97 del último ranking del Banco Mundial dedicado a medir las facilidades para hacer negocios. En lo tocante a las licencias de obra y construcción, recalamos en el número 79 del ranking.
La normativa está disparada y duplicada en muchos casos con la autonómica, acumulando un volumen de texto legislativo que supone un coste del 3.5% del PIB: 90.000 millones de euros.
El manual del impuesto sobre la renta de la Agencia Tributaria alcanzó en 2023 1921 páginas, el IVA 360, el de Sociedades 796.
Por otra parte, las regulaciones verdes han crecido con casi 10,000 instancias de este tipo aprobadas entre 2000 y 2022.
El informe subraya que si continuamos con el actual ritmo de creación de normas España perderá 100.000 empleos en la próxima década debido a la acumulación de nuevos requisitos, restricciones y prohibiciones regulatorias.
De 1996 a 2022 se han aprobado 22.337 regulaciones de igualdad de género, más de un 80 por ciento de las cuales han sido impulsadas por los gobiernos autonómicos. Sin embargo, no se aprecia una correlación entre introducir más carga normativa en este ámbito y obtener mejores resultados en los indicadores de referencia dedicados a la cuestión de la igualdad hombre-mujer.
España tiene en vigor alrededor de 10.300 regulaciones laborales, de modo que el principal coste de empresa (la mano de obra) está también sujeto a cotas de hiperregulación que han contribuido a hacer de España el país con más paro de la Unión Europea, con tasas que duplican la media comunitaria. Las obligaciones tributarias no se quedan a la zaga, puesto que hay más de 200 modelos en vigor y las obligaciones de información son cada vez más extensas.
El nuevo Gran Hermano Turístico contemplado en el Real Decreto 933/2021, que introduce la obligación de recabar hasta dieciocho nuevos datos de los clientes de hoteles y pisos turísticos. ¡Cuidado con irte con la amante, el gobierno lo sabe todo!
Con todo esto, no es de extrañar que sigamos con unas de las mayores tasas de paro de Europa, y perdiendo poder adquisitivo constantemente.
No es la primera vez que denunciamos en este blog la asfixia del estado a las libertades personales y económicas, y me temo que no será la última.
Acabo con un llamamiento en el desierto: Señores políticos y legisladores: a los emprendedores no nos «ayuden» como a los ciudadanos de Valencia o La Palma, nos basta con que no nos asfixien con impuestos y ahoguen entre montañas de regulaciones.
¿Por qué este artículo en un blog sobre desarrollo de personas y organizaciones?
Una de las primeras cosas que te enseñan en esta profesión es que debes evitar polémicas relacionadas con religión, sexo, política y fútbol. Y es una buena recomendación.
Pero cuando ves cómo tu país y todas sus instituciones se corrompen, y se deslizan lenta pero inexorablemente hacia el totalitarismo y la corrosión de los principios básicos de nuestra civilización, uno no puede permanecer al margen. Así que, desde la argumentación razonada y el respeto a quienes piensen distinto (pero que piensen), permitidme que exprese mi preocupación por la evolución de nuestra sociedad en los últimos tiempos.
No es una cuestión de gustos o preferencias políticas, sino del modelo de sociedad. Tengo amigos progresistas, conservadores, liberales o apolíticos que están realmente preocupados. Lo que nos jugamos no es que gobiernen unos u otros, sino convertir una «democracia» muy defectuosa en una tiranía perfecta, cambiar la igualdad ante la ley por el privilegio, y la ciudadanía por la servidumbre.
¿Es exagerado decir que ya no vivimos en una democracia?
Algunos siguen argumentando que vivimos en una democracia, simplemente porque votamos cada cuatro años y porque no ha habido disparos en la toma del poder.
Pero un golpe de estado no siempre se hace por militares violentos desde fuera del gobierno. Ese no es el criterio para discernir si seguimos siendo una democracia. Los contraejemplos son sencillos: en Rusia, Venezuela y otros países hay votaciones y parlamentos; Hitler o Maduro también llegaron al poder con unas elecciones.
Otros simplemente no han digerido la amarga verdad, y siguen atascados en la disonancia cognitiva. Cuando la realidad no coincide con las propias creencias (especialmente si están relacionadas con nuestra identidad), no cuestionamos las creencias sino la realidad. A mi también me resultó duro reconocer que el país, personas e instituciones en las que creía y confiaba habían degenerado en algo con la misma apariencia pero con funcionamiento y resultados contrarios.
¿Por qué argumento que Expaña ya no es un estado democrático y de derecho? Podría dar mil ejemplos y argumentos, pero seleccionaré unos pocos que considero críticos. Si alguien puede rebatirlos con datos y razones estaré encantado de reconocer que estoy equivocado.
Las leyes no se hacen en el parlamento. Fugados de la justicia, criminales condenados y el presidente de un partido acuerdan en secreto y en el extranjero las leyes que luego se formalizan en una votación amañada previamente para vestirlas de legitimidad. O si hace falta, el gobierno usa el decreto de ley sistemáticamente para suplantar al parlamento. La función legislativa queda parasitada.
Dichas leyes se saltan la constitución. No lo digo yo, lo dicen múltiples asociaciones de abogados, jueces, etc. Incluso lo decían hasta hace pocos días los mismos que ahora las promueven. Los mismos cuyos decretos eran repetidamente declarados inconstitucionales hasta que colocaron a los suyos en el Tribunal Prostitucional.
Rompen la soberanía nacional y a la integridad territorial, abriendo la vía a la secesión unilateral de territorios comunes, la ruptura de los pocos organismos nacionales que quedan, y a la repetición ya anunciada del intento de golpe de estado y secesión.
Se quiebra la igualdad ante la ley y el estado de derecho. Ante un mismo comportamiento, las consecuencias legales dependen de quién seas o tus circunstancias personales. O si eres de una u otra región tienes distintos derechos y deberes. Esto tampoco es novedad, desgraciadamente.
Los jueces dejan de ser independientes (aún más que antes). Además de ser nombrados en sus más altas instancias por políticos (otra perversión de la «separación de poderes»), ahora se enfrentan a que comisiones de políticos puedan evaluar y castigar a quienes se atrevan a juzgar a los aliados del gobierno.
Estas leyes y decisiones no se hacen por el bien público, sino como precio para conseguir el poder, en un transparente ejercicio de corrupción. Implican costes para todos los ciudadanos en beneficio de delincuentes y de sus partidos políticos. Se beneficia y premia a miles de violadores, terroristas, prevaricadores, y okupas para contentar a grupos políticos de los que depende el gobierno, a costa de los ciudadanos normales.
El parlamento no representa al pueblo. Los diputados, elegidos en listas cerradas y sometidos a disciplina de voto, no representan a sus electores, sino a su partido. Tienen todos los incentivos para ser obedientes a su dueño, y ninguno para defender al pueblo. Llamarlos «representantes de la soberanía popular» es una farsa. Y el acuerdo de amnistía no estaba en ningún programa electoral.
El proceso electoral está probablemente amañado. Además del ya de por sí perverso sistema electoral, que otorga un poder desproporcionado a ciertas minorías, no se puede controlar independientemente si los votos depositados corresponden con los declarados por el gobierno. El sistema informático de Indra está sometido a serias sospechas de manipulación. El voto por correo no tiene ninguna garantía de limpieza. Ambas empresas están dirigidas por amigos personales del presidente. ¿Cómo se puede explicar que un millón de personas hayan votado distinto en el congreso que en el senado? El proceso electoral debería ser tan limpio que no cupiera ninguna duda.
Se han eliminado todos los contrapesos y controles al poder ejecutivo. Todas las instituciones del estado, fuerzas armadas y de seguridad, empresas públicas, medios de comunicación, sindicatos y patronal, etc. han sido sistemáticamente ocupadas por amigos personales del tirano, compañeros de partido, o están subvencionadas y son dependientes del dinero público. Más de 500 altos cargos nombrados por su relación política en el INE, Correos, SEPI, Renfe, CIS, RTVE, Indra, la fiscalía, etc. El último garante de la constitución, el rey, tampoco ha aparecido ni ya se le espera. También se ha purgado toda disidencia ideológica en cualquier cargo público, incluso ignorando sentencias en contra de los tribunales. Tampoco nada nuevo, pero nunca con tanto descaro.
Las fuerzas de seguridad en concreto han pasado progresivamente de proteger al ciudadano a ser un aparato de represión y recaudación. Cuando los altos cargos de estas fuerzas declaran que vigilan las informaciones contrarias al gobierno y no pasa nada, cuando la DGT recauda 507.361.888€ al año, cuando los ciudadanos tenemos más riesgo de ser multados por la policía que robados por los ladrones, cuando la delincuencia no para de crecer, cuando obedecen órdenes ilegales en los confinamientos ilegales y en la represión a manifestantes pacíficos, cuando se ponen todos los medios para proteger la sede del partido del gobierno y muy pocos para defender las fronteras de una invasión migratoria… ya no están al servicio de la nación, sino del gobierno.
Hay preocupantes paralelismos con el inicio de la guerra civil española: intento de asesinato de un político de derechas, amnistía a delincuentes y golpistas de un intento de golpe de estado previo, la elección simbólica de la fecha de investidura, la coalición de fuerzas de izquierdas y separatistas, etc. Como ya reconocía Zapatero, les conviene el enfrentamiento civil y la división de la sociedad.
Esta tiranía nacional es parte de un movimiento totalitario globalista, con objetivos ocultos o abiertos (agenda 2030), dirigido por un grupo de oligarcas y corporaciones que están por encima de los gobiernos, e impulsados por instituciones con escasa o ninguna representatividad popular pero muy poderosas. La primera reunión de Sánchez fue con Soros, y eso es sólo un ejemplo pero muy significativo. La UE, tan exigente en otras ocasiones, están «haciéndose los suecos» ante esta evidente ruptura de la democracia.
Los españoles trabajamos de media 193 días al año para pagar impuestos. Hasta el 13 de julio, nuestro esfuerzo va para pagar a quienes el estado decide. Y la clave es que lo hacemos de forma coactiva, no porque elijamos un pago por una prestación de servicios públicos ni porque podamos exigir algo. Las listas de espera para cualquier servicio público son eternas, y la calidad tiende a la mínima posible. Igual que los supermercados en Cuba.
La mentira, la contradicción y la manipulación ha pasado de ser una táctica sucia y vergonzosa a algo de lo que presumir. El doble lenguaje de Orwell ya es una realidad. Lo que ayer era inconstitucional hoy es perfectamente legal. El fugado que iba a ser traído a la justicia es premiado. Durante el gobierno más feminista y progresista se multiplican los crímenes sufridos por mujeres y las tasas de pobreza. La división de la sociedad es concordia. Los que no podrían dormir con aliados comunistas o terroristas, hoy los tratan como «hombres de paz».
En definitiva, la supuesta democracia española (defectuosa desde su diseño) se ha convertido progresivamente en una partitocracia y finalmente en una tiranía disfrazada. El hecho es que el presidente de un partido y sus aliados determinan y aúnan los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, controlan directa o indirectamente a todas las instituciones y organizaciones que podrían ejercer algún contrapeso, rompen y manipulan las reglas a su conveniencia y nos esclavizan con sus impuestos y fuerzas de represión. Eso sí, todo «por nuestro bien» y para evitar que gobiernen los «fascistas». ¿De verdad eso es una democracia?
Es cierto que nos dejan algo de libertad personal y disidencia controlada, aún no censuran las críticas públicas y permiten un desahogo de las críticas mientras no les haga daño, cuidan las formas, mantienen la ficción de democracia, nos dejan irnos de cañas y atontarnos con una pantalla, fingen que discuten entre unos y otros, pero la esencia es la misma que los totalitarismos del siglo XX. Con el peligro añadido de tener a los súbditos convencidos de que ellos tienen el poder y, por lo tanto, nunca se rebelan.
Churchill y el rock frente a la tiranía
Por suerte, no es la primera ni la última vez que nuestra civilización tiene que afrontar amenazas existenciales internas o externas, y tal vez aún tenemos oportunidad para identificarlas y afrontarlas. Espero que en esta ocasión sin guerras.
En 2007, la banda de metal sinfónico Within Temptation se inspiró en el discurso de Churchill “Be Ye Men of Valour” en los peores momentos de la 2ª guerra mundial. Adaptaron sus palabras para denunciar la tiranía y los horrores de la guerra, pero sobre todo para advertirnos sobre nuestra propia inconsciencia o complicidad con el mal si no hacemos nada, y para animarnos a luchar en defensa de nuestra libertad.
Independientemente de si te gusta el estilo de música, creo que la letra es cada vez más relevante. La copio por si tienes curiosidad. Si no, salta a la conclusión.
En mis horas más oscuras no pude prever que la marea podría cambiar tan rápida y amplia. No puedo creer a mi ojos. ¿Cómo pudiste estar tan ciego? Es un corazón de piedra sin energía dentro. El tiempo sigue desvaneciéndose y no hemos aprendido. Así que al final ¿qué hemos ganado?
Espíritu Santo, redímenos de nuestra hora solemne. Espíritu Santo, la locura está a nuestro alrededor. Espíritu Santo, ¿es esto lo que merecemos? ¿Podemos escapar de las cadenas de la agonía eterna?
¿Son ellos los culpables: la miseria, el dolor? ¿No les dejamos libres para crecer?
Si no podemos contener a la bestia que habita dentro encontrará su camino, de alguna manera, en algún lugar o tiempo.
¿Recordaremos todo el sufrimiento? Porque si fallamos será en vano.
La esperanza del cambio de marea
Pero no me gusta acabar en negativo. Entre tanta oscuridad, creo que hay motivos para la esperanza y que la marea está cambiando:
Cientos de miles de españoles se han manifestado durante varias semanas contra este cambio de régimen. No sólo en las convocatorias de los partidos de la oposición, sino espontáneamente, a pesar de la dureza de la represión y del sabotaje de las protestas con unos pocos elementos violentos. Nos hemos dado cuenta de que nadie nos va a ayudar, y que debemos ser nosotros los que tomemos la iniciativa.
Hemos visto los ejemplos de Venezuela, Argentina, la Alemania de los años 30, y sabemos a dónde llevan los procesos totalitarios. Tenemos testimonios históricos y en primera persona. Creo que muchos estamos vacunados contra esas derivas.
Los jóvenes se van dando cuenta de las grandes mentiras, de que van a heredar deudas y caos, y de que les han engañado. Aún no comprenden cómo, pero lo irán descubriendo, y buscando nuevas alternativas. Y los votantes incondicionales de los dos grandes partidos hegemónicos (de edad media avanzada) van desapareciendo. El relevo generacional está a nuestro favor.
Hemos roto con el relato propagado por la izquierda y separatistas (y comprado por gran parte de la derecha acomplejada) de que ellos son los buenos y los demás unos fascistas, racistas, opresores heteropatriarcales. Y con el de la derecha de que ellos son los buenos gestores. Los ciudadanos actuales, pensemos como pensemos, ya nos damos cuenta de que esta no es una película de buenos contra malos, sino del estado contra los ciudadanos.
Algunos amigos con ideas de izquierdas reconocen que están en contra. Esto puede parecer nimio, pero la ruptura del pensamiento único, de la identificación monolítica con una tribu, es fundamental para generar pensamiento crítico. Son grietas en la base popular que pueden romper la cohesión interna de los totalitarios.
Hay un movimiento internacional de rechazo al wokismo, el globalismo, a la política tradicional, y a las recetas que han demostrado fallar en las últimas décadas. No sé si la sartén será mejor o peor que las brasas, pero la elección de gobernantes como Bukele en El Salvador, Meloni en Italia o Milei en Argentina marcan el hartazgo de las sociedades con las fórmulas de las últimas décadas. Y lo que es más interesante, cada vez hay más gente que se da cuenta de que el problema (o la salvación) no es un partido u otro, un político u otro, sino el sistema.
Los medios de infoxicación tradicionales, absolutamente desprestigiados, cada vez tienen menos audiencia y credibilidad. En su lugar, y a pesar de censuras y acosos de todo tipo, cada vez seguimos más a comunicadores independientes. No quiere decir que siempre sean fiables, pero al menos suponen una amenaza para la manipulación de las mentes por el sistema.
La propia debilidad, incompetencia y rencillas entre la coalición gobernante hace que sea inestable por naturaleza. Nunca se sabe cuándo pueden saltar conflictos cainitas entre ellos.
Por último, y quizás una esperanza agridulce, es que no queda mucho más que perder o ceder. La deuda pública, el reparto de competencias a los territorios, la manipulación de la opinión pública, la extorsión económica al sector productivo… todo tiene un límite. La gallina ya no da más huevos, por mucho que la exprimas. Cada vez más empresas y personas abandonan el barco y buscan nuevos horizontes. No sé si será una decadencia lenta durante décadas como Argentina o un conflicto violento, pero los tiranos no suelen acabar bien. No sé si el proceso será de años o décadas, pero nos levantaremos de nuevo y reconstruiremos la civilización que en toda la historia y geografía ha sido la única en alcanzar las mayores cotas de desarrollo humano y material.
Así que ¡ánimo! Los tiranos parecen gigantes sólo porque les miramos de rodillas. Te animo a corregirme si estoy equivocado o me estoy volviendo loco, divulgar este post si estás de acuerdo, y a actuar de acuerdo con tus valores.
Si has llegado hasta el final, quizás te interesen otros posts:
¿Qué tenían en común Marco Aurelio (emperador romano), Epícteto (esclavo que compró su libertad), Shackleton y Rafa Nadal? Son estoicos, unos desde la filosofía y otros desde las aventuras y el deporte. En contra del prejuicio popular, un estoico no es alguien insensible indiferente, casi un robot. Su actitud ante las dificultades de la vida es de equilibrio interior, serenidad emocional, aceptación de lo inevitable y foco en lo que pueden influir.
¿Por qué esta filosofía de hace más de 2000 años está de plena actualidad? El estoicismo se ha redescubierto en las últimas décadas y resulta más relevante que nunca en momentos de incertidumbre y dificultad como los que hemos vivido recientemente. Las búsquedas en internet al respecto han aumentado en los últimos años y, por lo tanto, las publicaciones de todo tipo que dan respuestas y nos recuerdan ideas tan antiguas como actuales.
Personalmente, me parece una filosofía muy aplicable en muchos ámbitos, y concretamente subyace en muchos de nuestros programas de desarrollo, ya sea de toma de decisiones y resolución de problemas complejos, de autogestión, de liderazgo, etc.
Estoicismo actualizado y con un enfoque práctico
Esta introducción viene a cuento de que el otro día tuve la suerte de compartir mesa y conversación con Javier G. Recuenco y un grupo de psicólogos y gente interesante en general (gracias Antonio). Javier es un polímata, presidente de la asociación de personas de alto cociente intelectual, experto en resolución de problemas complejos, profesor, informático, interesado en la historia, la filosofía y otras muchas cosas. Resulta imposible no encontrar varios temas de conversación con él.
El motivo fue presentarnos su nuevo «pequeño libro de la filosofía estóica«, un libro que estoy disfrutando ahora. No es un sesudo y espeso tratado teórico, sino una visión general de las principales ideas y autores, con una intención de aplicación práctica, ya sea por directivos, líderes, profesionales y también en el ámbito personal. Además, los autores conectan estas ideas con otros autores e ideas actuales, haciendo el texto interesante, claro y fácil de comprender.
Como aperitivo al libro, te dejo una introducción al libro y una entrevista con Javier y Guillermo, los autores.
Peter Drucker dijo: «La cultura se come como desayuno a la estrategia”, ya que la cultura es la que traduce (o sabotea) la estrategia en acciones y comportamientos reales que producen los resultados.
Personalmente, si quiero saber si invertir en una empresa (o saber si va a ser un cliente fácil o difícil) no me resultan tan relevantes los documentos estratégicos elaborados en las altas esferas como las frases que dicen los jefes o entre empleados cuando creen que nadie les oye.
El lenguaje no sólo describe realidades, sino que las crea. Sea como sea, cuando yo oigo ciertas frases en una empresa se me enciende el sentido arácnido.
Si mi estimado lector aún no ha desarrollado tal sentido para detectar cuándo una empresa o equipo se va a ir a la mierda, no hace falta que se enfunde unos leotardos azules. Una cosa es que el protocolo de vestimenta se haya relajado ultimamente, y otra cosa distinta es ir vestido de Spiderman a la empresa.
Mucho más interesante y práctico (y estético para la mayoría de nosotros) 😉 es comparar las conversaciones que se oyen en tu entorno con esta oportuna infografía de Alfredo Vela en twitter.
Estas frases son venenosas , son kriptonita para los humanos. Van contra todo lo que tratamos de educar y difundir desde RRHH y consultores por muchos motivos:
Fomentan la desorganización y la mala gestión del tiempo, confundiendo importancia y urgencia
Matan la creatividad y la autonomía de los empleados, y la innovación de la empresa
Desmotivan, desempoderan y hacer caer a las personas en la indefensión aprendida y la sumisión
Convierten a las personas que vienen a trabajar en mera mano de obra mercenaria, sin involucración personal en el éxito del proyecto colectivo
Destruyen el pensamiento crítico y por lo tanto la calidad de las decisiones
Ejemplifican una jerarquía basada en el ejercicio del poder y alejada del liderazgo natural
Fomentan la cultura de echar la culpa a otros frente a asumir la responsabilidad colectiva para resolver los problemas
Destruyen el trabajo en equipo
Luego, cuando estos efectos a largo plazo son evidentes, nos contratan a los consultores externos para que les demos un cursito y las personas vuelvan a ser creativas, motivadas y responsables por arte de magia. En fin…
Te propongo un pequeño test: ¿Cuántas de las 12 frases escuchas en tu entorno de trabajo?
Y una pregunta para superhéroes: ¿Qué vas a hacer para cambiar esta cultura o evitar que te afecte?
¿Qué más ofrecer a los empleados que ya tienen todo para atraerlos y mantenerlos?
Hace poco tuve una interesante conversación con un amigo director de RRHH de una empresa muy avanzada en políticas de personas. Se / me preguntaba qué más podía hacer para atraer y mantener el talento dentro de la organización, en un sector especialmente competitivo por la mano de obra.
Como consultor, la pregunta era un reto, y la respuesta seguramente sería una imprudencia. Para dar recetas genéricas o mágicas ya hay mil webs y artículos que te cuentan «las 5 claves para retener el talento» o «las 10 prácticas del employer branding».
Por muy buenas ideas que pueda sugerir respecto a condiciones higiénicas y motivadoras, a salario emocional o económico, a generar vínculos sociales, a planes de carrera y desarrollo… lo más probable es que propusiera algo que ya están haciendo, o incluso si es algo nuevo, no tiene por qué tener un impacto significativo en la rotación no deseada. Es como disparar a ciegas.
Por eso prefiero compartir algunas ideas y recomendaciones que sí funcionan (las cuales comparto humildemente con el lector, por si está en un caso similar):
¿Qué es el talento y por qué no debemos «retenerlo»?
Hace tiempo, otro director de RRHH de una gran firma de abogados me dijo: «Yo no quiero retener talento, yo quiero atraer a largo plazo a las personas que elijan una relación de alto valor en los dos sentidos.» Y la frase tiene mucho más significado del que parece.
Empecemos por definir de alguna manera esta palabra tan polisémica y manoseada. El talento (entendido como el potencial o facilidad natural para hacer algo difícil y valioso) no es la habilidad ni el resultado. Un niño que tiene talento para el deporte necesitará entrenamiento y práctica antes de ganar ningún torneo. Es decir, el talento se selecciona pero también se cultiva antes de que aporte sus frutos.
El talento no se atrae con un imán ni se retiene con una cadena
El talento no es algo pasivo, cuantificable e inerte, como quien compra máquinas y luego les pone candados para que no se las roben. No se puede «atraer» con un imán ni «retener» con una cadena. Si partimos de ese paradigma, la conclusión sería: paga lo justo para que vengan a su puesto de trabajo y pónselo difícil para que les cueste irse. ¿Te suenan palabras similares de algún «empresaurio» que hayas conocido?
En mi opinión, el talento es algo vivo y misterioso. Está latente en las personas, y no se puede comprar por unidades. El talento lo aportarán las personas voluntariamente si su entorno lo permite, cultiva y desarrolla.
El talento es diverso, y tengo que saber qué tipos de talento necesita mi empresa, y cómo conseguir que las personas lo ofrezcan voluntariamente y cómo convertirlo en habilidades y acciones valiosas.
¿Las empresas escuchan a los empleados? ¿O sólo los oyen?
Hay mil factores que influyen en que las personas (no sólo son empleados) quieran iniciar y mantener una relación rica con la empresa, en la que aprovechar sus talentos.
En cada colectivo e individuo serán distintos, y es difícil acertar sobre las iniciativas más eficaces y eficientes. Unos valorarán el buen ambiente, otros los retos, otros la flexibilidad horaria, etc. Y por supuesto hay diferencias en preferencias según generaciones, sexo, edad, personalidad, etc.
Por eso mi primera recomendación fue quitarnos el «sombrero» de consultor y ponernos el de coach: Preguntémosles qué es lo que les atrae o molesta, en vez de tratar de adivinarlo.
Esto puede parecer evidente, en una época en la que desde RRHH tenemos tantas herramientas de comunicación, encuestas de clima, buzones de propuestas, etc. Pero la realidad es que sólo el 17% de los profesionales piensa que se tienen en cuenta sus opiniones (según el Informe Anual de Tendencias de Gestión de la Experiencia de los Empleados de Qualtrics, realizado entre más de 11.800 personas, empleadas a tiempo completo en 20 países diferentes, incluyendo 800 en España), resumido en Equipos y Talento.
Algún dato interesante: Los principales factores que impulsan el compromiso han cambiado: en 2019, los principales impulsores eran «la confianza en el liderazgo» y «la oportunidad de aprender y crecer» a nivel mundial. En 2020, «el sentimiento de pertenencia» y «el sentido del orgullo» en los esfuerzos de la compañía por tener un impacto positivo en el mundo se han posicionado como los principales impulsores de compromiso.
En definitiva, antes de ofrecer lo que suponemos que quieren, preguntemos a las nuevas incorporaciones, a los que no han querido incorporarse, a los veteranos, a los que se quieren ir o se han ido, a los jefes y a los becarios… Porque sólo escuchando de verdad a las personas podremos saber qué aspectos valoran más o menos, y por lo tanto, dónde enfocar nuestros recursos con el mayor resultado.
El elemento fundamental: la calidad de los líderes
En segundo lugar, recuperando el «sombrero» de consultor / desarrollador, le recordé que, aunque hay múltiples factores motivadores y desmotivadores, sigue siendo generalmente válida la vieja frase de que «el 80% de las personas que se van de una empresa se van en realidad de su jefe».
La calidad directiva (o su carencia) es el factor que más impacta en todos los demás. Por ejemplo, un buen líder defiende al equipo, resuelve conflictos entre compañeros, fomenta un entorno agradable, aporta una visión motivadora y un orgullo de pertenencia, quita obstáculos, obtiene y optimiza recursos, organiza el trabajo racionalmente, prepara planes coherentes, comunica con las personas, establece vínculos, desarrolla personas y saca lo mejor que pueden ofrecer, fomenta el mérito y la justicia, exige mucho a todos y en primer lugar a sí mismo, celebra los éxitos y utiliza los fracasos como aprendizajes, entiende y contagia las emociones que necesita el grupo, encuentra el equilibrio entre el caos y el orden, etc.
Si desde RRHH sólo pudiera enfocarme en un único factor, yo claramente apostaría por seleccionar, promover y desarrollar buenos líderes. Unas buenas condiciones de trabajo suman; un buen líder multiplica.
En la línea del polémico post Ovejas, pastores y lobos, que te recomiendo leer (o mejor no, si eres tibio de vocación), hoy quiero compartir con los lectores libres de espíritu una reflexión personal sobre nosotros, los occidentales, y el deterioro progresivo y tolerado de nuestras libertades.
En esta época terrible que nos ha tocado vivir ya llevamos más de SETENTA MIL muertos en España, DECENAS DE MILES DE EMPRESAS cerradas o zombificadas, CIENTOS DE MILES DE DESEMPLEADOS, etc. Los datos reales están nublados y ocultos en una campaña de desinformación digna de Goebbels, en un entorno político que recuerda cada vez más a nuestros años 30, lo cual es en sí mismo indignante. Y no me refiero sólo en España (aunque sí especialmente). Escoja el lector el país o partido político de su elección. Todos nuestros gobernantes, en mayor o menor medida, han demostrado su valía en estos meses.
Pero lo que más me deja desolado no es la dura realidad, ni la mala gestión, ni la mentira, ni la censura y control de medios y redes sociales, ni el aprovechamiento de la crisis para desmontar el sistema educativo, arruinar la economía privada, acabar con la independencia de las instituciones, etc.
Lo que me mata es la aparente conformidad de la mitad de la población con todo ello. Me da igual si alguien se identifica con ideas de «izquierda» (sea lo que sea hoy esa etiqueta obsoleta). En otro país podría decir lo mismo de personas de otra etiqueta.
Lo que no entiendo es cómo la mitad de la población sigue apoyando y justificando este camino a la servidumbre, esta limitación de libertades individuales y derechos fundamentales con la burda excusa de «protegernos», sin necesidad de demostración de resultados ni limitación alguna en el proceso o extensión de esa limitación.
Antes de que alguien me acuse de de posicionarme políticamente, espero que se me permita una aclaración: entiendo que todos podemos y debemos tener distintas ideas y debatirlas razonablemente. Tampoco abogo por la anarquía o por sustituir las imperfectas democracias propias por dictaduras ajenas. Contra lo que voy es justo contra la irracionalidad y ataque a las libertades y principios básicos de las sociedades supuestamente libres, que nos está llevando a no poder debatir unas y otras ideas.
Como aficionado a la historia, no puedo menos que sorprenderme de la plena actualidad de ideas y situaciones que ya creíamos superadas, pero sobre todo de la tolerancia con la mentira, la incoherencia y la maldad, siempre que vaya disfrazada de buenismo y de ataques a «los malos».
Pero estos peligros y esta lucha por la libertad no son nuevos. El otro día descubrí un libro de 1576, «Discurso de la servidumbre voluntaria», de Étienne de La Boétie inspirado a su vez por los clásicos griegos, y plenamente actual.
En él explica cómo muchas personas asumen voluntariamente la sumisión al poder. Terrible constatación de la naturaleza humana, oscuridad mortal sobre la que brillan con más mérito y claridad aún las estrellas de los librepensadores de los últimos 500 años, como Locke, Franklin, Luther King, etc.
Como el pensamiento es una de las pocas cosas difíciles de esclavizar, os dejo acceso a una copia digital de este libro:
Hace tiempo que no publicaba un cuento, y creo que este es bueno para estas fechas en las que descansamos, disfrutamos y retomamos perspectivas tras la vorágine del año que se acaba. Dedicado con cariño a quienes sospechan que valen más de lo que les reconocen:
Un padre, antes de morir, le dijo a su hijo: «Este es un reloj que tu abuelo me dio. Tiene más de 200 años, pero antes de que te lo entregue a ti, te pido ir a la tienda de empeños, y decirle que quieres venderlo y veas lo mucho que vale».
El hijo se fue, y luego regresó con su padre, y dijo: “El de la tienda paga 5 € porque es viejo”.
El padre respondió: «Ve a la cafetería«. Cuando el hijo regresó, dijo: «pagan 5€, padre».
«Ahora ve al museo y muestra ese reloj». Se fue, luego regresó, y le dijo a su padre: «Me ofrecieron un millón de euros por esta pieza».
El padre dijo: «Quería hacerte saber que en el lugar correcto sabrán tu VALOR de una manera correcta. Quien sabe tu valor es quien te aprecia.
No te pongas en el lugar equivocado, no te enojes si no te valoran, y no te quedes en un lugar así. ¡Valórate y haz que te valoren!«
Añado una cita relacionada, que me resultó serendipituosa (*) y resonante (**):
«Why try so hard to fit in, when you were born to stand out?»– Dr. Seuss
¡Os deseo felices fiestas y un año nuevo valioso y valiente!
(*) Serendipity = algo que descubres de manera inesperada, no intencionada y afortunada
(**) Resonante = una idea, concepto o experiencia que conecta con significados profundos o aspectos esenciales en una persona