La empresa que prescinde de los jefes

Revolucionario artículo sobre la empresa Vincit, que aparentemente prescinde de las jerarquías y muchas otras de las prácticas de RRHH comunes. Algunos ejemplos:

  • No existen jefes «a menos que lo pidan los empleados», nadie dice qué hay que hacer
  • Las empresas en EE UU gastan anualmente tres billones (¿tal vez millardos no bien traducidos?) de dólares en la gestión de personal, en la organización de los equipos, de los departamentos, en velar por los derechos de los trabajadores y en hacer cumplir sus deberes.
  • Mikko Kuitunen lo encuentra «estúpido» ya que cree que nadie quiere ni necesita estas directrices. «Así que en Vincit quitamos de en medio los obstáculos de la gestión y nos centramos más en la persona», sostiene.
  • Todo esto debe ir acompañado de cierta responsabilidad que el propio sistema finés, por su libertad, ofrece. «Cuanto más libre se vea un trabajador, más responsable se siente y por tanto, mejor trabaja»
  • La empresa recibe una media de mil solicitudes de empleo al año

¿El resultado? Desde su creación en 2007, ha llegado a una facturación de 26 millones de euros en 2015 y un valor de mercado de 70 millones, y ha sido este año galardonada como la mejor compañía en toda Europa para trabajar, según un estudio que el Instituto Great Place to Work elaboró entre 2.250 compañías europeas.

Francamente, el artículo me parece bastante superficial. ¿Cómo se gestionan los conflictos, cómo se seleccionan y coordinan las personas, cómo se evitan los incentivos perversos y los «gorrones», etc.? Hace ya decenios autores como Mintzberg hablaron de la «adhocracia» como una de las posibles formas de organización, con sus ventajas, inconvenientes y limitaciones a la hora de crecer y coordinarse. No obstante, el tema merecería un estudio más profundo dado su innegable interés.

Aquí el artículo original en El País, por Belén Dominguez Cebrián.

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