Ingenioso y práctico artículo de Enric Lladó en El Mundo sobre cómo desactivar críticas destructivas. Lo esencial:
- Un buen artificiero siempre mantiene la calma. Escucha en silencio y no le interrumpas. Cuenta hasta tres antes de responder.
- Estudia la bomba antes de meterle mano. Reformula lo que ha dicho y haz preguntas para entender qué le preocupa realmente. Es la manera de tomar el liderazgo de la situación y recuperar el control mientras te vas haciendo con toda la información necesaria para avanzar.
- Asegúrate de identificar los cables realmente importantes de la bomba. Resume ahora su preocupación en forma de una pregunta: “Entonces, resumiendo, ¿Lo que te preocupa es el tiempo?”. Ahora pueden pasar dos cosas. Si te dice que no, es que no le hemos entendido, nos hemos equivocado de cable. Y eso es bueno porque nos dirá lo que realmente le preocupa, nos mostrará el cable a cortar: “No…no…en realidad lo que me preocupa es….”.
Si por el contrario nos dice que sí, acabas de lograr todavía muchas más cosas: sabes el cable que hay que cortar, pero además se ha sentido entendido y te ha soltado el primer sí: eso es mucho más importante de lo que crees: ya empiezas a tener al “enemigo” de tu lado. - Ahora sí: ¡¡corta el cable¡¡. Convierte su crítica destructiva en una pregunta constructiva que contenga un “…cómo podemos hacerlo…” : “Entonces, ¿Lo que te gustaría saber es cómo podemos hacerlo en menos tiempo?” ¡¡Le has pillado¡¡ tu proyecto vuelve a estar vivo porque ahora la atención de todos ya no está en “Tu proyecto no vale”, sino que está en “cómo podemos hacerlo en menos tiempo”.
- Convierte al enemigo en amigo. Lánzale un “Entonces, si pudiéramos hacerlo en menos tiempo ¿Tú estarías de acuerdo?”. Si antes te dijo que sí, ahora también está obligado a decirte que sí. Le acabas de obligar a apoyarte, ya no habrá más bombas.