¿Te acuerdas que de pequeño querías ser grande para hacer lo que te diera la gana?

Poderosísima pregunta, para tomar perspectiva en la mitad de la vida.

Otra pregunta complementaria sería ¿Qué % de tu tiempo has dedicado en el último mes a hacer lo que realmente querías y cuánto a lo que debías hacer?

Tal como está montado todo, lo normal es ir aceptando gradualmente compromisos para conseguir un sueldo que nos permita sobrevivir, un cierto nivel de vida o comodidad, una respetabilidad o aceptación social, etc. Y no es una crítica, todos lo hacemos y por buenas razones.

Resultado de imagen de rueda del hamsterEl problema es que al final vamos tomando (o dejando de tomar) lo que en teoría de la decisión se llaman pequeñas decisiones incrementales (no derivadas de un gran plan, sino opciones cortoplacistas partiendo desde lo que tenemos) que nos llevan a sentirnos en «la rueda del hamster«. A menudo acabamos renunciando a la libertad para tener sensación de movimiento y un plato de comida.

Y quizás en la mediana edad nos sentimos insatisfechos con el rumbo tomado. Muchas veces es una sensación subterranea pero constante, que tratamos de ignorar mediante consumismo, trabajoadicción, escapismo, o algún otro mecanismo de auto-anestesiamiento.

Otras veces hay algún acontecimiento traumático (despido, divorcio, etc.) nos hace tomar conciencia de que poco a poco hemos desviado el rumbo respecto a ciertas cosas importantes que como niños teníamos claras, por ejemplo la libertad.

Resultado de imagen de rana hervida¿Cómo llegamos a ello sin darnos cuenta? Es el síndrome de la «rana hervida». Si echas una rana en agua hirviendo inmediatamente
notará que se quema y saltará fuera de la olla. En cambio si pones una rana en una olla con agua fría y la vas calentando poco a poco, muere sin darse cuenta.

No hagas como la rana. Si te empieza a quemar ¡salta ya!

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