No me gusta que la gente alardee en redes sociales, ya sea sobre temas personales o profesionales, pero creo que sí está bien compartir experiencias inspiradoras. Digo esto porque recientemente tuve la suerte de realizar un proyecto en el que se juntaron varios elementos excepcionales:
Un cliente con una visión ambiciosa para su equipo, que busca algo especial, y que está abierto a propuestas originales
Un equipo que ya funciona bien y quiere mejorar (en vez de que te llamen cuando hay todo tipo de problemas en el equipo, que es lo más habitual)
Una inmejorable actitud de todos los implicados, excelentes personas y profesionales
Este es justo el tipo de proyectos en los que da gusto trabajar. 🙂
El proyecto
No voy a aburrir con los detalles, simplemente mencionar que es un coaching de equipos desarrollado durante dos jornadas (más futuras reuniones de seguimiento), con el añadido de algunas actividades experienciales potentes que menciono a continuación.
Monster Chef: cocinando equipos
En nuestro Monster Chef trabajamos en equipos bajo la presión del tiempo para preparar una sabrosa cena, que luego disfrutamos juntos.
Pero no sólo es una experiencia memorable que une al equipo. Para conseguirlo, tendremos que descubrir y poner en práctica algunas habilidades y actitudes válidas en cualquier equipo y entorno profesional.
We Rock: equipo en armonía
Resulta sorprendente cómo en poco tiempo, gracias a Samuel, nuestro músico experto, podemos pasar de la cacofonía y el desconocimiento absoluto a tocar una pequeña pieza de rock.
En el proceso aprendemos a ser mejor equipo: escucharnos, estar presentes, coordinarnos, etc.
Coaching sistémico de equipos
En esta ocasión, pudimos utilizar algunas herramientas del coaching sistémico para entender mejor las relaciones y dinámicas del equipo.
What is the real value of your work? How can you measure it?
There’s something rotten at the core of performance management, and we all can smell it:
Why and how do companies often punish their most productive people and reward inefficiency disguised as being very busy?
Is the focus on productivity a flawed system? Does it rely on subjective measures or does it accurately reflect individual contributions?
How can employees use this system to their advantage? What are the ethical implications of manipulating productivity metrics?
Do companies measure and reward the value of work based on proxies that have nothing to do with it (such as the number of hours you spend at the office)?
Why are managers unable to define and measure good goals, and manage their people’s performance accordingly? Why do they feel unconfortable if they can’t micromanage their team?
Have you thought that we still manage human resources according to the mentality of the XIXth century?
A critical view on performance management and productivity measurement
If you have ever asked yourself such questions, you may like this thought-provoking speech by Rich Gilbert, discussing the concept of productivity in the workplace. He argues that:
Companies are unable to accurately measure individual productivity and instead rely on setting low expectations that employees can easily exceed.
This creates a system where employees can (and often do) game the system by meeting minimal requirements without actually contributing significantly.
Employees can use this to their advantage by understanding the expectations and delivering just enough to meet them. This allows for more free time and potentially less stress.
«¿Cómo pueden decir lo que piensan sin ser malos?» pregunta Kim Scott, asesora para CEOs y autora. Profundizando en el delicado balance entre comprensiva y exigente al liderar en el trabajo, Scott introduce la «honestidad radical» como una manera de dar críticas constructivas con compasión.
Esto es fundamental siempre que tengas que dar feedback, ya seas líder, compañero, pareja, padre, o casi cualquier situación de comunicación, conflicto o cooperación. Vamos, todo el tiempo.
Puedes verlo en Ted.com, y poner subtítulos en Español.