Archivo por meses: septiembre 2018

Las diez cualidades más valoradas por los seleccionadores de personal

Septiembre es una época propicia para quienes buscan cambiar de trabajo. Esta lista (publicada en Equipos y Talento) quizás te sea útil:

1. Compromiso. Con la empresa y con los proyectos en los que se trabaja.

2. Responsabilidad. A la hora de realizar las tareas con el objetivo de optimizar la gestión del tiempo.

3. Implicación. Con la filosofía, la misión y los valores de la empresa. Cada vez toma más fuerza la capacidad de trabajar como un equipo: ‘Si la empresa gana, ganamos todos’.

4. Actitud positiva. Transmitir ilusión por los proyectos en los que se participa.

5. Proactividad. Tomar la iniciativa, emprender acciones y asumir la responsabilidad de que las cosas sucedan sin dejar que el entorno influya negativamente.

6. Adaptabilidad. Tanto al contexto coyuntural actual como a los cambios que puedan producirse a nivel interno en la empresa en función de las necesidades de ésta.

7. Interés. Por el puesto de trabajo al que se está optando y por la empresa en sí. Buscar información sobre la empresa antes de la entrevista es una práctica cada vez más recomendada por los seleccionadores de personal.

8. Especialización en nuevas tecnologías. En un entorno en el que Internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías tienen tanto peso, mostrar conocimientos específicos es un punto a favor para los candidatos.

9. Sinceridad. Mentir en el currículum vitae y en la entrevista personal puede hacernos perder una buena oportunidad de encontrar empleo.

10. Empatía. La capacidad de mostrar cercanía y comprensión con el resto de compañeros de trabajo ayuda a crear un clima laboral favorable.

Los piratas: entre el horror y la inteligencia organizativa.

Esta semana he leido un curioso artículo histórico en ABC por Manuel P. Villatoro sobre los piratas del caribe del siglo XVII, las diferencias entre la realidad y las películas que tanto gustan a mis hijos, y lo que más me interesa: cómo se organizaban.

Algunas ideas interesantes desde la perspectiva de la empresa moderna:

  • Los barcos piratas no funcionaban como anarquías, ni tampoco como dictaduras. Había unas reglas que todos debían cumplir para el buen funcionamiento. Curiosamente, se prohibía la violencia entre marineros a bordo, jugar a los dados con dinero, traer a bordo a niños y mujeres, beber dentro del barco a partir de las 8, y los músicos sólo podían descansar los sábados.
  • No había un único código pirata. La verdad es que cada buque filibustero contaba con sus propias normas impuestas por el capitán. En lo que sí acierta de lleno la saga es en que su incumplimiento en el bajel suponía ser severamente reprendido con castigos tales como ser abandonado sin comida ni agua en mitad de una pequeña isla o, en casos extremos, con el ahorcamiento.Resultado de imagen de jack sparrow atado
  • A diferencia de los barcos de ejércitos de los países, no había una jerarquía dictatorial, ni abundaban los castigos corporales. Tampoco el capitán vivía mucho mejor que los marineros. El poder de los capitanes era limitado y permitían a los miembros de la tripulación opinar en varios asuntos de gran importancia.
  • El capitán tenía que tener éxito en sus expediciones de saqueo para que los marineros le tuvieran respeto.
  • Los marineros no tenían un sueldo garantizado, sino una participación en el botín. No obstante, era un crimen gravísimo quedarse o esconder aunque fuera una moneda del botín antes de repartirlo, o robar a un compañero so pena de que te cortaran la nariz y las orejas.
  • También estaba establecida la compensación que se daría a un marinero que hubiese perdido una extremidad en acto de servicio e «incentivos al desempeño«. Aquel que lograse arriar la bandera enemiga y colocar la insignia pirata en su lugar recibiría 50 piastras, el que capturase a un prisionero que proporcionara valiosa información ganaría 100 piastras. Incentivos necesarios para compatibilizar el compromiso individual con el trabajo en equipo.
  • Muchos miembros de la tripulación se ofrecían voluntarios después de haber servido como marinos, por ejemplo, en la «Royal Navy» inglesa. Era en el ejército, en los bajeles corsarios y en la marina mercante donde una buena parte de los capitanes dirigían a sus hombres como si de un ejército de esclavos se tratase.
  • Los piratas adoptaron un sistema de poder dividido y limitado. Los capitanes, por ejemplo, contaban con una autoridad total cuando comenzaban los cañonazos. Sin embargo, después era un oficial el que se encargaba de racionar los alimentos, vigilar que no se incumplieran las normas y dividir el botín.Resultado de imagen de jack sparrow contramaestre
  • Lo más llamativo es que la jerarquía de estos navíos no se establecía por derecho natural, sino que -en la Edad de Oro de la piratería(durante los siglos XVII y XVIII)- era común que fueran elegidos por la propia tripulación.
  • Un capitán pirata solo recibía el doble de riquezas que la tripulación, mientras que el mandamás de un barco corsario (autorizado por un gobierno contra barcos de otros países) solía quedarse con un botín catorce veces más grande que el de los tripulantes a los que dirigía.
  • A su vez, cuando surgían dudas con respecto al botín (o a cualquier otro tema) era un tribunal elegido por los marineros el que se encargaba de solucionar la cuestión. La máxima era que un buen combatiente no tiene por qué ser un gestor adecuado.Resultado de imagen de jack sparrow
  • Lo habitual era que cada capitán crease una «Charte-Partie» (un conjunto de leyes) que los marineros que decidiesen unirse a la tripulación debían jurar acatar. Este proceso se llevaba a cabo antes de zarpar para que todos los marineros supiesen de antemano las normas de conducta y los castigos que recibirían si las incumplían.

Paso por la quilla en la película

Es un tema apasionante que llevo tiempo queriendo «abordar» 😉 para una conferencia. Así que me lo apunto a la lista de cosas a desarrollar más adelante o cuando me lo pida un cliente.

Tu trabajo no es tu trabajo

¿Crees que sabes cuál es tu trabajo? Te apuesto a que en unos minutos cambiarás tu respuesta.

En mi trabajo con profesionales a menudo les pregunto ¿cuáles son las funciones de tu puesto?, y las conocen perfectamente. Sin embargo, cuando les pregunto ¿para qué sirve tu trabajo?… ahí surge un silencio estruendoso que dice muchas cosas. De ellos, de sus jefes, de su empresa.

Como remeros que bogan sin coordinación ni rumbo.

En esa misma línea, pero mejor comunicado, he aquí otra reveladora conferencia de mi admirado Fred Kofman. 100% recomendable.

Algunas ideas:

  • El trabajo de un formador no es formar, sino ayudar a aprender
  • En nuestro trabajo solemos centrarnos en nuestra actividad, mientras tendemos a olvidar el sentido del mismo
  • Al entender tu verdadero trabajo puedes tomar decisiones más inteligentes
  • Conseguir los objetivos está bien, pero ¿cuál es el fin último?
  • El ser humano tiene una necesidad de encontrar sentido a lo que hace
  • Las organizaciones no triunfan o fracasan por lo visible, lo hacen por lo invisible como el compromiso de las personas. Y eso no se consigue con dinero o reglas. Las mejoras virtudes del ser humano no se pueden comprar, tienen que ser regaladas voluntariamente
  • El líder debe mostrar que lo que hacemos es algo noble y con un propósito
  • ¿Qué respondes a tus hijos cuando te preguntan por qué vas a trabajar (en vez de quedarte con ellos)?
  • ¿Tu organización vende taladros o agujeros? Si quieres entender la metáfora disfruta la conferencia 😉

¿Niños (demasiado) felices = adultos desgraciados?

En inglés, «a spoiled child» tiene un doble significado: mimado y echado a perder. ¿Estamos echando a perder a nuestros hijos tratando de ser los padres perfectos? ¿O de que ellos sean demasiado perfectos?

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En un extremo, estas vacaciones tuve que convivir con la desagradable experiencia familiar de una madre que ha tirado la toalla con sus hijos adolescentes. Ningún padre es perfecto, pero si renuncias a poner límites, dejas que los niños se eduquen con pantallas más de 12h al día, y oscilas entre evitar el conflicto y tratar de complacer sus caprichos, acabarás mal. Y los hijos peor. Un día saldrán al mundo real y nadie quiera trabajar o vivir con ellos.  En el otro extremo tengo otro ejemplo cercano de exceso de rigor y exigencia que lleva a hijos impecables pero débiles, temerosos y sin iniciativa ni autoconfianza.

Evidentemente, otros opinarán sobre mí que me paso o me quedo corto, y hasta puede que acierten. La clave es al menos hacernos la pregunta como padres, y actuar conscientemente, no movidos por miedos, impulsos o inercias. Imperfectos, pero lo mejor que uno sabe. Movido por esa inquietud, pregunté a mi hija si yo era demasiado estricto. Para mi sorpresa, dijo que no. Por cierto, había tenido una interesante conversación (cuando la despegué de la tele tras varias horas) sobre que quererla era hacer lo que era bueno para ella, no lo que le apetecía en cada momento. Luego nos lo pasamos muy bien jugando en la piscina.

Resultado de imagen de spoiled childA cuento de esto, me llamó la atención un provocador artículo de Gregorio Luri en ABC sobre cómo estamos educando niños sobreprotegidos, sin límites, y con la felicidad garantizada por sus padres. Discutible en varios puntos (como la crítica al aprendizaje de habilidades soft o la defensa de la escuela tradicional), pero también realista y oportuno. Algunos extractos:

  • «Yo creo que lo que hay que hacer es amar a la vida, no a la felicidad. Y no se puede amar a las dos al mismo tiempo. Porque la felicidad solo se puede conseguir jibarizando a la vida. Es decir, por medio de la idiocia.
  • La vida es compleja, llena de incertidumbres, y con un sometimiento terrible al azar. Estoy empezando a pensar que hay un sector de educadores postmodernos que se han convertido en el aliado más fiel de la barbarie, que lo que hacen es ocultar la realidad y sustituirla por una ideología buenista, acaramelada, y de un mundo de «teletubbies». Tenga usted un hijo feliz y tendrá un adulto esclavo, o de sus deseos irrealizados o de sus frustraciones, o de alguien que le va a mandar en el futuro.
  • Personalmente, me resulta mucho más atractiva la valentía, el coraje de afirmar la vida. Algo que ha sido, por otra parte, la gran tradición occidental desde Homero hasta hace dos días: Querer a la vida a pesar de que esta es injusta, tacaña, austera.
  • Hay que tener claro que lo contrario de la felicidad no es la infelicidad, es la realidad. Hay que asumir la complejidad del mundo. Como seres humanos nuestro deber no es ser felices, es desarrollar nuestras capacidades más altas. Y la felicidad es una ideología que milita contra esto. ¿Por qué? Por la simpleza de nuestros teóricos, que nos llevan a una felicidad en cursivas.
  • Procure que sus hijos no sean infelices, y después enséñeles la realidad, a sobrellevar sus frustraciones, a sobrellevar un no. Estamos creando niños muy frágiles y caprichosos, sin resistencia a la frustración, y además convencidos de que alguien tiene que garantizarles la felicidad. Y si alguien no se la garantiza, se encuentran ante una desgracia metafísica. Porque cuando nuestros hijos salgan al mercado, la sociedad no les va a medir por su grado de felicidad, sino por aquello que sepan hacer, que es exactamente lo que se le pide a las personas con las que nos relacionamos. Cuando vamos al dentista, no nos importa que sea feliz, sino que sea profesional en lo que hace.»

Si tienes curiosidad, puedes ver el artículo completo aquí.

The difference between winning and succeeding

Another inspiring TED talk. What is real success and how to achieve it (even when you lose)? How to lead a high performance team?

With profound simplicity, basketball Coach John Wooden redefines success and urges us all to pursue the best in ourselves. In this inspiring talk he shares the advice he gave his players at UCLA, quotes poetry and remembers his father’s wisdom.

This is proof that success and old age don’t necessarily ruin a brilliant mind, but instead they can add wisdom.

(Spanish subtitles available)

 

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Resultado de imagen de “I worry that business leaders are more interested in material gain than they are in having the patience to build up a strong organization, and a strong organization starts with caring for their people.” – John Wooden