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¿Por qué tenemos reacciones emocionales descontroladas? Transferencia de excitación y cargas emocionales

¿Alguna vez has tenido alguna reacción exagerada, movido por una emoción anterior? ¿Por qué y cómo sucede?

Hoy compartimos otro fantástico video de nuestro amigo Juan Carlos. En este vídeo explica, de forma sencilla, el paradigma de la transferencia de excitación de Dolf Zillmann, que muestra cómo emociones del pasado influyen en el presente.

¿Cuánto vale una persona? La importancia de los valores.

Aprovechando la revisión de los valores en la nueva web de ReviTalent, hablemos de algo hoy más necesario que nunca.

Concepto y utilidad de los valores

Los valores son ideales abstractos de comportamiento (inalcanzables por lo tanto) pero tienen importantes beneficios reales:

  • Brújula moral, saber distinguir lo “bueno” de lo “malo” (o mejor, lo adaptativo de lo desadaptativo) y orientarnos en consecuencia, más allá de la situación concreta y sus posibles resultados inmediatos, y sin depender de prohibiciones, tradiciones o castigos
  • Poner límites y controles a la ambición, los intereses, apetencias, impulsos u objetivos egoístas, es decir, ser dueño de uno mismo
  • Tener una pauta para tomar decisiones difíciles en un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, con información incierta y nuestras limitaciones cognitivas
  • Tener un marco común que permite interactuar de forma constructiva con otras personas (incluso desconocidos) dentro de una cultura o grupo pequeño o grande
  • Conseguir el éxito más allá del éxito, es decir, hacer depender nuestra autoestima y satisfacción interna de la coherencia con uno mismo y no de un siempre fugaz éxito externo establecido por otros y que no depende sólo de uno.

(Recomiendo ver la fantástica conferencia al respecto de Kofman ¿Somos tigres o somos ovejas?)

¿Cuáles son los valores correctos?

No hay un único valor o grupo de valores “correctos”. La humanidad lleva milenios probando con diferentes valores, dando lugar a grupos y sociedades más o menos funcionales.

Pero tampoco caigamos en el otro extremo: la ausencia de valores o la adherencia a ciertos valores dañinos producen resultados terribles. Basta ver la barbarie de las civilizaciones antiguas, o de los regímenes totalitarios modernos. O sin ir tan lejos, la cantidad de individuos que van por la vida sin ninguna referencia ética, y los resultados que ello tiene para sí mismos y para los demás.

También hay que diferenciar la moral de la ética. Anibal Lecter o la mafia tienen sus propios códigos morales que respetan estrictamente. Lo cual les permite operar con cierta armonía interna, pero creo que estaremos de acuerdo en que hay mejores marcos morales.

Hannibal Lecter: «Quid pro quo, Clarice. Quid pro quo» - Confilegal

Incluso valores aparentemente buenos, llevados al extremo o sin equilibrar con otros pueden producir aberraciones. Por ejemplo, la aspiración por una igualdad máxima sin libertad nos lleva a la ruina comunista, o la libertad máxima por sí sola nos lleva a la anarquía.

Por eso, desde hace milenios, los filósofos, juristas, religiosos, gobernantes, etc. tratan de establecer cuáles son los valores mejores para el ser humano y las sociedades. Incluso antes, las sociedades de primates tienen ciertas conductas que sienten como censurables y otras como deseables. (Ver Richard Wrangham: «La bondad del ser humano se la debemos al asesinato»)

Algunos lo han tratado de razonar lógicamente, otros de buscar en la tradición o en la religión, pero esas son vías que no permiten convencer a quien tenga otros valores. La única manera de elegir qué sistemas morales son superiores a otros es juzgar a los valores por sus resultados.

Y en occidente en los últimos siglos parece que hemos encontrado algunas ideas que han permitido resultados claramente superiores, se midan como se midan sus efectos, que cualquier otra cultura en cualquier tiempo y lugar.

Personalmente, no puedo afirmar haber encontrado los valores “correctos”, pero creo que, tras muchos años examinando la cuestión y subido a hombros de miles de años de civilización, he llegado ciertos valores que en general producen buenos resultados individuales y colectivos.

No pretendo imponerlos ni convencer a nadie, tan solo exponerlos por si resultan útiles al lector. Son los siguientes:

Verdad

Somos exploradores de la realidad. Tenemos la curiosidad, autenticidad y frescura de un niño, y la mente crítica de un científico para adquirir y mejorar nuestra comprensión (imperfecta pero en continua mejora) de la realidad. Escuchamos y valoramos todas las ideas y razones con justicia antes de decidir. Rechazamos anestesiarnos o atontarnos para ignorar los problemas.

Optamos por el empirismo y el enfoque científico para entender el mundo de la forma más realista y útil posible, frente a la tradición, la opinión, el interés o el personalismo. No dejamos que el voluntarismo o el ego nos impida ver las cosas como son. No dejamos de preguntarnos por todo lo mucho que ignoramos o por lo que creemos cierto. Reconocemos nuestros errores para mejorar y escuchamos las críticas por si esconden algo valioso.

Decimos las cosas como creemos que son, y al menos nunca mentimos. No prometemos lo que no podemos cumplir. Somos transparentes, sinceros y honestos. Hablamos de forma directa y sincera pero humilde, considerada y constructiva, hasta cuando no resulta fácil. Preferimos decir y escuchar lo necesario a lo popular.

Buscamos lo esencial y relevante, lo que tiene sentido, vamos al grano y no hacemos el paripé. Discernimos entre lo contraproducente, lo inútil, lo posible, lo positivo y lo mejor, y nos orientamos en consecuencia. No nos movemos por modas, popularidad o apariencias.

Valores relacionados:

          Claridad y sinceridad

          Autenticidad

          Curiosidad

          Ciencia

          Humildad

Libertad

Es nuestro valor supremo, el que nos hace humanos y nos diferencia de los demás seres vivos. Las personas dan lo mejor de sí mismas cuando se sienten protagonistas de sus decisiones, siempre de forma responsable y respetuosa con otros. Aspiramos a ser “libres para…” (libertad positiva, eleutheria) y sobre todo a ser “libres de…” (libertad negativa).

No nos conformamos con obligaciones impuestas ni aceptamos jaulas de oro, por comodidad o miedo. No nos apegamos a nada ni a nadie. Respetamos nuestros compromisos, no imposiciones ajenas.

Apreciamos la originalidad y la creatividad. Nos gusta explorar caminos desconocidos, a riesgo de equivocarnos. También respetamos la libertad ajena para actuar o hablar (isegoria). Apreciamos las diferencias personales y cognitivas honestas, ya que en la uniformidad o en la colectivización identitaria no hay individualidad posible.

Queremos tener igualdad de oportunidades (no de resultados) (isonomía), discrepar, elegir, tomar la iniciativa, correr riesgos razonables, acertar, fallar, y protagonizar nuestra vida. Y dejar un legado de personas más poderosas dentro de empresas y sociedades respetuosas con el individuo.

Valores relacionados:

          Independencia

          Respeto

          Individualismo

          Inconformismo

          Originalidad

Excelencia

Disfrutamos de nuestro trabajo, ponemos pasión en todo lo que hacemos, queremos mejorar y aprender, no nos conformamos. Somos exigentes, empezando por nosotros mismos. No toleramos la mediocridad. Todo lo que hacemos debe ser útil y generar resultados reales.

Somos eficaces con los resultados y eficientes con los recursos. Establecemos objetivos e indicadores de rendimiento significativos para medir nuestro impacto.

Trabajamos de forma integral con el sistema, no aisladamente con los objetivos, procesos, ideas, personas, etc. Preferimos el éxito a largo plazo vs. cortoplacismo; el éxito global vs. local o individual; el sistema vs. sus partes; las sinergias vs. la competición estéril; las causas vs. los síntomas stakeholders vs. shareholders; ganar juntos muchos campeonatos vs. marcar yo el siguiente punto.

Los errores y dificultades son oportunidades de aprendizaje. Ante ellos nos centramos en lo que podemos hacer para crear soluciones, y en el proceso mejoramos nuestro hacer y nuestro ser (aretē). Damos lo mejor de nosotros mismos independientemente de los resultados o las opiniones ajenas. Tratamos de ser ejemplares, aunque nadie más nos vea o no tenga premio externo.

No confundimos excelencia con perfeccionismo. Equilibramos la máxima calidad posible con el pragmatismo, eficiencia y practicidad necesarios para aportar valor y conseguir resultados relevantes con recursos limitados. Valoramos e integramos el pasado y el futuro, y buscamos las mejores soluciones vengan de donde vengan.

Buscamos el camino más natural (tao), fácil e inteligente, sin forzar las cosas (wu wei) y simplificamos lo excesivamente complejo (zen). Evitamos el ruido y saboreamos la vida.

Valores relacionados:

                    Eficacia

                    Intregralidad

                    Pragmatismo

Pasión

                    Facilidad (wu wei, tao y zen)

Humanismo

El ser humano tiene valor en sí mismo, independientemente de lo que posea o haga. Todos somos personas antes que profesionales y tenemos un enorme potencial para aprender y liderar, aunque a veces se nos haya olvidado. La vida es crecimiento o no es, así que creemos y facilitamos que las personas encuentren y desarrollen sus talentos.

Respetamos y cuidamos a nosotros mismos, a los demás y a las cosas. Favorecemos que el ser humano esté en equilibrio y armonía consigo mismo, con su entorno, y con el mundo. Apreciamos y creamos la belleza en el mundo, al menos un poco cada día.

Aspiramos e inspiramos para que las organizaciones sean entornos sanos en los que cada uno pueda desarrollar lo mejor de sí mismo (eudaimonia), disfrutar de su vida y buscar su felicidad, tanto individualmente como en comunidades sanas, inteligentes e inter-dependientes.

No olvidamos que el destino en realidad es un medio para disfrutar del camino.

Valores relacionados:

                    Disfrute

                    Belleza

                    Equilibrio

                    Vida

                    Armonía

Coherencia

Actuamos según lo que creemos correcto, no según lo fácil, cómodo, o esperado por otros; cumplimos con lo prometido, somos consecuentes y pagamos precios concretos para defender nuestros ideales. Somos tenaces y valientes por aquello en lo que creemos.

Creemos en la justicia (a pesar de la manipulación habitual de esta palabra), entendida como evitar la desigualdad artificial de oportunidades, tratar a todos de forma ecuánime y premiar el mérito y el talento.

Defendemos la meritocracia frente a la tiranía o la demagogia; la ambición sana y con valores, el esfuerzo bien dirigido y la recompensa según la aportación. No confundimos la solidaridad, la colaboración o la diversidad necesarias en cualquier sociedad con el parasitismo o el igualitarismo limitante.

Enfocamos los problemas desde la responsabilidad (habilidad para responder), mejor que desde la culpa. Usamos nuestra fuerza e influencia para el bien. Como decía Spiderman: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Tratamos de dejar el mundo mejor que como lo encontramos; es un préstamo de nuestros hijos, no una herencia de nuestros padres.

Valores relacionados:

                    Integridad

                    Mérito

                    Tenacidad

                    Justicia

Responsabilidad

Y tú ¿qué opinas? ¿cuál es tu valor? ¿cuáles son tus valores?

‘Generación Woke’: las raíces de un nuevo puritanismo

¿Cómo es posible que lo que veíamos como barbaridades propias de los talibanes hace pocos años ahora esté sucediendo en nuestras ciudades?

En esta época de estatuas derribadas, corrección política, scratches y agresiones «antifascistas», leyes asimétricas según tu sexo, agravios reales o imaginarios colectivos que justifican cualquier agresión personal, insultos al discrepante y manipulación masiva de los medios, es difícil de entender cómo la generación que mejor ha vivido de la historia y la geografía parece tratar de destruir su sociedad (la menos imperfecta de todas), y sustituirla por algún colectivismo demasiado similar a otros anteriores.

Los argumentos, actos y razonamientos que muestran son iguales a los de fascistas, comunistas, fanáticos religiosos, etc. de antaño. Cambiemos la etiqueta del colectivo (raza aria, país, pueblo elegido, religión cristiana, o clase obrera) por otros colectivos victimizables y manejables (mujeres, negros, inmigrantes, regiones independentistas, LGTBI, etc.) et voilá.

Vandalizan estatuas de Colón y piden sacar otras de la Confederación -  Télam - Agencia Nacional de Noticias

Pero este movimiento de destrucción sólo puede triunfar en el caldo de cultivo de una sociedad cocinada a fuego lento durante 40 años, disolviendo la estructura institucional y de valores (libertad, responsabilidad individual, racionalidad, igualdad ante la ley, mérito, etc.) que la cohesionaba.

Para entender este fenómeno sociológico, he aquí este acertado y didáctico artículo de Argemino Barro. Explica el auge de lo políticamente correcto, cada vez más vigoroso entre los jóvenes de la Generación Z. Los nacidos a partir de 1995 se han criado en entornos superprotegidos y acuden a universidades tomadas por la hipercorreción política.

Algunas ideas interesantes (recomiendo leer el artículo entero) (excepto si tu única lectura es twitter, no sea que tengas un sobreesfuerzo mental):

  • Según la contabilidad de FIRE, entre 2000 y 2018 hubo 379 iniciativas para cancelar invitaciones a hablar en universidades, la mayoría desde 2013 en adelante. De estas peticiones, casi la mitad tuvieron éxito. De la otra mitad, los eventos que sí se celebraron, aproximadamente un tercio fueron objeto de protesta o sabotaje.
  • Greg Lukianoff quedó para comer con el psicólogo social y experto en comportamientos políticos, el profesor de Yale Jonathan Haidt. De su encuentro salió un artículo, The Coddling of the American Mind (“el consentimiento de la mente americana”) publicado en The Atlantic en 2015. El texto, que ilustraba los brotes fanáticos en las universidades y sus posibles motivos, provocó la magia de la identificación: muchos observadores de dentro y fuera del mundo académico reconocieron estos cambios en la dinámica estudiantil
  • Si bien la “crianza paranoica” ha reducido al mínimo todo tipo de percances y accidentes, las investigaciones citadas por Lukianoff y Haidt reflejan consecuencias perniciosas en el medio plazo. La ausencia de libertad y riesgo en nombre de la seguridad debilita a los niños, los hace miedosos y dependientes e incrementa, a la larga, la incidencia de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión.
  • Entre 2005 y 2017, la proporción de jóvenes de entre 12 y 17 años que sufrió un “gran episodio depresivo en el último año” subió un 50%, hasta el 13,2% de los encuestados
  • Facebook, Twitter y sus variantes se incorporaron orgánicamente a su desarrollo juvenil, con todas sus ventajas e inconvenientes: incluidos la adicción y la sobreexposición constante a los juicios y opiniones de los demás. Muchos de los escasos momentos de ocio, en lugar de ser empleados jugando al fútbol o corriendo por un patio, se invertían en el mundo de los likes, los perfiles filtrados y la carrera por aparentar una vida más interesante y exitosa que la de los demás.
  • La izquierdización universitaria, en las últimas dos décadas, ha terminado arrinconando a las posiciones conservadoras. Los datos de Higher Education Research Institute reflejan que, en 2011, la proporción de docentes izquierdistas frente a docentes conservadores era de cinco a uno. En los campos de humanidades y ciencias sociales la diferencia es mayor, de diez a uno. En 2017, en la disciplina de psicología, había 17 profesores autoconsiderados de izquierdas por cada profesor de derechas.
  • Una disciplina que ha imperado en los departamentos de estudios sociales y culturales es la marcusiana, por el filósofo neomarxista alemán Herbert Marcuse, que en los años cincuenta y sesenta dio clase en las universidades de Columbia, Harvard, Brandeis y California. Su teoría del control social, en la que llamaba a los grupos oprimidos a revertir las estructuras de poder e imponerse a las élites, goza de plena salud y se ha ramificado hacia las perspectivas raciales y de género contemporáneas: la visión de la historia como una dialéctica entre grupos opuestos, una guerra contínua por el control de los recursos, con buenos y malos, esclavos y esclavistas, vencedores y vencidos.
  • Lukianoff y Haidt, que hilvanan su tesis cautelosamente, aportando excepciones y cubriendo varios ángulos, por ejemplo la polarización política general o las crecientes provocaciones de la extrema derecha a los universitarios, trazan un cuadro sombrío. Un paisaje tenso e hipersensible, sin baches ni ofensas, sin dobles sentidos, donde cada palabra es mirada con lupa, a las opiniones discordantes se las traga la autocensura y todo tiene que ser planchado para quedar perfecto: igualitario, diverso, politicamente correcto, justo.
  • La HBO, siguiendo el hábito de los campus, retiró Lo que el viento se llevó para añadirle las correspondientes explicaciones y trigger warnings. La BBC y el canal de entretenimiento online Netflix cancelaron la serie Little Britain por sus constantes parodias sociales, que incluían a grupos desfavorecidosSus creadores pidieron disculpas (14). La co-creadora de Friends, Marta Kauffman, hizo lo propio: confesó el pecado de no haber elegido un reparto de actores racialmente diversos en 1994.
Los escraches pasan de ser 'jarabe democrático' a 'acciones fascistas'  desde que le afectan a Ahora Madrid
  • El derribo de estatuas en las últimas semanas puede no ser una reacción aislada o puntual, sino un rasgo del cambio de época. Un síntoma de la ira identitaria, que no solo se dirige contra los monumentos de aquellos generales confederados que lucharon para mantener la esclavitud, sino contra todo aquel que no encaje perfectamente en el modelo definido por el colectivo wokeUn celo revolucionario similar al de los pueblos puritanos del siglo XVII, que, en nombre de valores encomiables como la paz y el orden, llevaron al extremo su obsesión por la perfección terrenal. Una cólera catártica que desborda los límites del presente y se expande, con iPhones en la mano en lugar de con antorchas, hacia la historia.