Ausencia de halagos

¿Cuántas veces eres criticado a lo largo de la semana y cuántas felicitado? ¿Tu entorno equilibra el feedback negativo con el positivo o sólo te dicen lo que está mal? ¿Cómo afecta eso a tu autoestima y motivación?

Por mi experiencia el halago hoy en día resulta escaso e incluso sospechoso. Huele a manipulación o adulación. Al mismo tiempo, una de las quejas más frecuentes de los profesionales es que no reciben halagos cuando trabajan bien, sólo críticas destructivas. Y justamente el reconociemiento (adecuado, oportuno y sincero) es un combustible tremendo para la motivación. ¡Y además es grátis!

Desde el otro lado del espejo (el más interesante) ¿qué proporción de mensajes positivos vs. negativos damos nosotros a nuestros hijos, compañeros, colaboradores…? Prueba a reconocer y halagar con naturalidad y sinceridad, verás el efecto que tiene en las personas… y en tí mismo.

De manera serendipituosa he caído en un brillante y muy oportuno artículo de Ferrán Ramón-Cortés en El País Semanal, referente a la sequía de halagos que predomina en las empresas y relaciones personales.

Algunos extractos:

  • Cuando algo no nos gusta de otro, cuando ha hecho algo mal, sentimos la necesidad de decírselo. Y si ocupamos una posición de poder, esta necesidad se convierte en una responsabilidad más de nuestro trabajo. Sin embargo, cuando las cosas salen bien, cuando estamos contentos del trabajo de alguien o nos gusta especialmente algo de su manera de hacer las cosas, nos cuesta muchísimo decírselo. Nos parece innecesario y hasta contraproducente. Como le oí decir a un alto ejecutivo a propósito del excelente trabajo de un subordinado, “mejor no decírselo, que se lo cree y se relaja”.
  • La persona que solo recibe crítica en lo que hace acaba creyendo que hace las cosas mal, y que no es bueno en su trabajo. Acaba perdiendo la autoestima.
  • Es bueno halagar generosamente a los demás cuando lo merecen, como es bueno saber recibir y disfrutar de un halago merecido. Ambos comportamientos son signo de seguridad interna. Lo que no es bueno en absoluto es llegar a depender de los halagos de los demás, ya que ello nos hace terriblemente vulnerables.

 

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