La importancia de gestionar tus propias finanzas
La educación financiera es una de las grandes asignaturas pendientes del sistema educativo. Como ya enseñaba Mary Poppins, gestionar las propias finanzas siempre es complicado, pero merece la pena tener cierto criterio, y no subcontratar las decisiones sobre nuestros ahorros en los bancarios o en los políticos. Que se lo digan a venezolanos, chipriotas, argentinos, etc.
Como anécdota personal, reconozco que la caída de las bolsas por el covid me pilló de sorpresa, y mis inversiones perdieron la mitad de su valor en pocas semanas. Por suerte tenía liquidez, y no sólo no vendí, sino que aproveché el suelo para comprar. De esta manera, convertí una pérdida catastrófica a corto plazo en una ganancia considerable a un año.
Las bolsas en máximos
El hecho es que, a pesar del impacto sanitario, social y económico del covid del covid el año pasado, las bolsas (S&P 500, eurostoxx 50, dow jones, etc.) parecen gozar de una trayectoria envidiable. Las cotizaciones están en máximos históricos tras más de una década de subidas.
Por no hablar de las cotizaciones de criptomonedas, o los precios de las materias primas. Parece que todo sube y los inversores estamos ávidos de más y más rentabilidad. Incluso personas que hasta ahora no eran inversores ven en los medios estas noticias y van entrando en fondos de inversión, bitcoin, etc. Esa efervescencia es uno de los síntomas típicos de una burbuja.
Sin embargo cada vez veo más señales de alarma, y quería compartir algunas con los lectores del blog, para que puedan tomar decisiones financieras informadas.
¿Estamos sentados en una burbuja a punto de estallar?
¿Podría ser que estuviéramos (de nuevo) en la cima de una burbuja a punto de explotar? Hay quien dice que sí, y otros que no. Otros que sí pero no se sabe cuándo. Otros incluso temen que esta vez la explosión de la burbuja no sólo afecte a los mercados financieros, sino a la economía y a las mismas instituciones en las que se basa.
Evidentemente los mercados financieros son impredecibles, pero veamos algunos datos y un vídeo que nos alertan:
- El ratio que usa Warren Buffet entre cotizaciones y PIB está en máximos históricos. Lo mismo con el índice CAPE que compara cotizaciones con valor medio de ganancias. Además las cotizaciones son el doble de optimistas respecto a su valor histórico medio. Es decir, parece que las acciones están sobrevaloradas.
- En el último año se han puesto en circulación el 40% de todos los dólares de la historia. Con el € también es similar. Los bancos centrales están llevando a cabo el mayor programa de estímulo monetario jamás visto. Esto ha servido para «dopar» a las bolsas y financiar a los gobiernos a bajo coste, pero ya han anunciado que el año próximo no podrán seguir dando a la máquina de hacer billetes indefinidamente.
- Se teme que este exceso de masa monetaria, una vez restablecida la velocidad de circulación, genere una severa inflación de las principales monedas, empezando por el $. El ejemplo más reciente es Venezuela, pero hay infinidad de ejemplos en los que los gobernantes han creído que imprimir dinero no tenía consecuencias. De hecho ya hay señales de que las monedas FIAT se están depreciando frente al oro, las materias primas o las criptomonedas.
- El endeudamiento de los países está en máximos históricos, tanto por políticas y decisiones estructurales como por las circunstanciales del año pasado. En concreto en España ya vamos por 120% de deuda pública sobre el PIB, o sea, 30000€ de deuda pública por persona (sí, cada uno de tus hijos también), y un déficit estructural rampante. Lo único que nos ha librado hasta ahora de la quiebra soberana es el paraguas europeo, pero éste puede no durar siempre.
- Las economías mundiales siguen sin recuperarse del impacto del covid. Salvo China, que le ha sacado partido. Y eso teniendo en cuenta que en el PIB se incluye el enorme gasto público. Si tuviéramos en cuenta sólo el sector privado, especialmente en pymes y particulares, la caída de la economía productiva sería brutal.
Y a pesar de todos estos datos públicos, la bolsa sigue fuerte. ¿Hay algo que los inversores conocen y que fundamente sus expectativas de beneficios futuros o estamos cercanos al final de esta fase alcista? ¿Una posible caída sería sólo financiera o afectaría a la economía, o incluso a la misma estructura del sistema monetario actual?
En este caso no podremos decir que nos ha pillado de sorpresa. Recomiendo ver este otro post ¿Es el coronavirus un «cisne negro»?
¿Qué hacer?
Puede ser que al final no suceda nada, no sea una burbuja y que la bolsa y la economía sigan boyantes (ver este artículo). Pero si tienes algo de dinero ahorrado o invertido, no lo quieres perder, y crees que tal vez estemos en lo alto de la montaña rusa, te preguntarás qué hacer.
Evidentemente, no puedo aconsejar a nadie qué hacer con sus finanzas ni este es un tema de desarrollo de personas, pero me parecía interesante compartir con los lectores estas cuestiones que pueden tener un gran impacto en empresas y personas.
Frente a acontecimientos catastróficos, Taleb dice que lo contrario de ser frágil (perjudicado por el cambio) no es ser robusto (resistente a sus consecuencias), sino anti-frágil (aprovechar el cambio a tu favor). Pero las recomendaciones clásicas en un momento así tal vez no sean suficientes ahora. Veamos algunas alternativas:
- Dejar el dinero en el banco, o bajo el colchón, o vender inversiones en renta variable, liquidar posiciones y luego volver a comprar cuando haya bajado. Pero si hay inflación y/o corralito y/o impuestos confiscatorios, puede que tener líquido no sea buena solución.
- Seguir apostando por la subida mientras dure la racha, sabiendo que te vas a retirar antes que los demás que también lo están haciendo. Pero esto es tremendamente arriesgado, y exige ser muy rápido cuando toque vender.
- Vender renta variable y comprar renta fija, a pesar de la baja rentabilidad y riesgo de impago. Al menos así se disminuyen las posibles pérdidas.
- Apostar en opciones o futuros a un mercado a la baja, pero es arriesgado y no está al alcance de todos.
- Buscar empresas concretas o países que estén infravalorados (value investing), pero es más difícil en la práctica que en la teoría. Hoy en día hay instrumentos financieros como los ETFs que facilitan la operativa, pero exige ciertos conocimientos.
- Vender activos denominados en monedas FIAT y comprar criptomonedas, pero también hay un alto riesgo, complejidad y volatilidad en estas inversiones.
- Comprar valores refugio, como el oro o empresas con ingresos estables, aunque los costes de las operaciones sean muy altos (la diferencia entre el precio de compra y venta es muy considerable en el oro) o las empresas con ingresos estables también pueden caer en su valoración.
- Vender inversiones financieras e invertir en otras reales, por ejemplo inmobiliarias o materias primas. Pero, a diferencia de otras épocas, también hay riesgos de confiscación impositiva o depreciación de estos activos.
- Invertir en uno mismo, en salud, formación, etc., o disfrutar gastando el dinero en bienes y servicios que realmente disfrutes y «que te quiten lo bailao».
Tal vez la mejor solución sea una combinación de algunas de estas alternativas. ¿Qué opinas?
