Trabajadores rebeldes ¿problema o ventaja estratégica?

Organizaciones contra desorganizadores

Las organizaciones son sistemas complejos que evolucionan para buscar la estabilidad y el orden interno. Las organizaciones no suelen ser innovadoras, y cuanto más grandes y antiguas, menos.

El problema es que las organizaciones así se convierten en dinosaurios incapaces de adaptarse. Y entonces contratan a personas con una trayectoria de éxito, normalmente debida a un carácter inconformista, o dicho en términos de personalidad, menos agradabilidad y más apertura a la experiencia.

Siempre se ha hecho así “: Eva M. | Coaching Psychology

El problema es que cuando un individuo en la organización reta a «lo establecido» (ya sean ideas, procedimientos, equilibrios de poder, personas, productos, etc.) suele generar un rechazo explícito o implícito. Hay un montón de explicaciones psicológicas, económicas, etc. por las cuales la «oveja negra» suele ser expulsada del rebaño, o al menos ignorada (independientemente de que tenga razón o no).

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Esas personas normalmente tienen que callarse y conformarse, o convertirse en «rebeldes sin causa» en contra de todo, o buscar otro camino lejos de la organización.

Sin embargo, ciertas personas tienen una personalidad suficientemente fuerte como para defender las ideas que creen mejores de forma tan firme como constructiva, proponiendo y demostrando alternativas mejores, es decir, ser «rebeldes con causa». Y en algunos casos, las organizaciones pueden aceptar e incluso valorar sus aportaciones.

Rebeldes con causa

En este artículo de la BBC y en este otro del Confidencial se explica cómo muchas veces esos «rebeldes con causa» son justamente la fuente de mejoras, innovaciones, etc. que acaban siendo estratégicas para la empresa. Algunas ideas:

  • Un grupo de ingenieros «rebeldes» desarrollaron por su cuenta un nuevo sistema de control para la NASA, en contra de la propia agencia. Su sistema resultó más fiable y ahorró US$74 millones en desarrollo y US$22 millones en recurrentes costos de funcionamiento anuales.
  • Como parte de un proyecto de investigación más amplio, que abarcó entrevistas estructuradas, estudios experimentales y análisis documental, Rothenberg entrevistó a 22 premios Nobel. Descubrió que estaban fuertemente impulsados emocionalmente por querer crear algo nuevo, en lugar de ampliar las perspectivas actuales. Buscaban conscientemente mirar las cosas con una mente abierta en lugar de seguir ciegamente la sabiduría establecida, dos cualidades que parecerían sugerir una personalidad rebelde, más que conformista.
  • Para investigar más a fondo los beneficios de la rebeldía, un equipo dirigido por Paraskevas Petrou en la Universidad Erasmus de Rotterdam encuestó recientemente a 156 empleados de diversas industrias en Países Bajos. Midieron la rebeldía a través de un cuestionario de personalidad, y también la creatividad. Los infractores de las reglas eran de hecho más creativos, pero los efectos dependían de algunos otros rasgos. Para que la rebeldía tuviera un impacto positivo más consistente en su trabajo, las personas también tenían que estar «enfocadas en la promoción», es decir, impulsadas por objetivos e interesadas en el crecimiento personal, al tiempo que toleraban la posibilidad de fracasar.
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  • Por tanto, ser rebelde u obediente en tu puesto laboral no depende simplemente del nivel de aceptación que tengas con las normas de la empresa o con los procesos que rigen su actividad, sino más bien con la intención de querer mejorar las cosas para beneficio de los empleados y de los jefes. 
  • Desafortunadamente, puede ser difícil mantener una cultura corporativa que permita que los rebeldes prosperen. Con el tiempo, las reglas y los procedimientos operativos establecidos que respaldan la prestación uniforme de servicios, la eficiencia y los procesos confiables también pueden crear inercia y trabajar en contra de la adaptabilidad y la innovación. La historia y la cultura conspiran para que las cosas se sigan haciendo de la misma forma que «siempre» se han hecho. Las personas juzgan las innovaciones propuestas en función de si están de acuerdo con el paradigma establecido, en lugar de su capacidad para crear nuevos paradigmas. Un estado así es peligroso, ya que reprime los cambios necesarios.
  • Por todo ello, los líderes deben ser conscientes de estas tendencias y luchar contra ellas, fomentando un entorno en que se tolere y se den oportunidades a los discrepantes para mejorar desde dentro la empresa. Si están comprometidos con la creatividad, los líderes deben tomar medidas prácticas para garantizar que el progreso sea alcanzable, asegurándose que estos perfiles díscolos tengan su espacio, tiempo y recursos para perseguir ideas innovadoras que en un principio pueden parecer locas, injustificadas o fuera de lugar. Ideas que a largo plazo podrían salvar a la organización empresarial.
  • Los rebeldes pueden tener mala reputación, pero en el entorno adecuado y con las motivaciones adecuadas, pueden lograr cosas asombrosas.
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