Entender las crisis financieras con arte y humor

¿Ya has notado la pérdida de poder adquisitivo?

Probablemente, en los últimos meses habrás notado cómo tu poder adquisitivo se ha resentido.

Más impuestos, inflación (el impuesto oculto) cerca del 10%, guerra, ruptura de las cadenas de suministro, se duplican las quiebras empresariales… y sólo es el principio. Los políticos podrán manipular las estadísticas y la comunicación todo lo que quieran, pero las cosas no van bien. Todos nos preguntamos ¿qué está pasando, qué va a pasar y cómo actuar?

Desgraciadamente, la educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente del sistema educativo y los medios no ayudan, con sus visiones sesgadas y superficiales. La gente cree que los problemas económicos son como una sequía o un meteorito, algo malo que sucede misteriosamente, un castigo de los dioses. En realidad no hace falta ser un genio para saber que si gastas más de lo que ingresas durante 50 años, y si el que gasta no es el mismo que luego tendrá que pagar la fiesta, tarde o temprano van a surgir problemas. En fin, la mayoría no entendemos cómo o por qué suceden las crisis económicas, y por lo tanto no somos capaces de tomar las decisiones correctas para protegernos y adaptarnos.

Cine y teatro para comprender las crisis

En relación con esta introducción, el otro día estaba buscando escenas de cine para una formación, y reencontré una de la película «Margin Call», me interesó por varias razones:

  • Tema: Permite entender algo tan desconocido para el gran público como el inicio del crash bursátil del 2008. Y más allá del momento puntual, nos permite comprender cómo las burbujas financieras se hinchan y se pinchan. Eso no sólo afecta a los ricos que tienen mucho dinero invertido, sino a todos nosotros. Todos entramos en el juego del dinero, pero quienes realmente entienden cómo funciona salen ganando.
  • Aplicación al desarrollo de habilidades directivas: Esta reunión que es fantástica para trabajar gestión de reuniones, comunicación, toma de decisiones, liderazgo, etc.
  • Arte: Además, me parece una obra maestra de interpretación por unos excelentes actores, basada en hechos reales, que no necesita efectos especiales para impresionarnos.

También ha coincidido que esta semana me han recomendado un sketch de los divertidísimos Monty Python explicando mejor que cualquier economista la crisis de las hipotecas subprime de 2008.

Como crítica a esta crítica, es acertada pero incompleta; se les «olvida» la corresponsabilidad de los gobernantes y los ciudadanos. Por ejemplo, las leyes americanas de la época obligaban a los bancos a dar hipotecas a la gente que no pasaba el filtro crediticio, y las políticas expansionistas de bajos tipos de interés fomentan justamente este tipo de situaciones. Tampoco mencionan las políticas de rescate de grandes instituciones financieras, que generan un enorme incentivo para tomar riesgos… que acaban pagando los ciudadanos. Ni hablan de la gente que se endeuda por encima de sus posibilidades, o la codicia de los pequeños ahorradores que sólo miran la rentabilidad de sus fondos de inversión o pensiones, y que delegan en banqueros y autoridades las decisiones sobre sus inversiones.

Al final, los financieros son agentes racionales que responden a los incentivos de un sistema del que todos somos parte.

Cierre en falso, y creación de nueva burbuja

Pero esto no acabó en el 2008. En el 2012 también tuvimos una crisis de deuda soberana y en el 2020 otra por las reacciones de los gobiernos al covid. En ambos casos, en vez de sanear el sistema, se taparon y aplazaron a base de endeudamiento y de imprimir billetes (en realidad crear masa monetaria a base de comprar deuda pública) como nunca se había visto. Como dato significativo, el balance del BCE es ahora 240 veces mayor que al comienzo de la Eurozona, en 1999, y 50 veces mayor que al final de 2007. Y luego se extrañan de que haya inflación…

El Covid y la guerra de Ucrania sólo han sido el detonador en una bomba que llevaba mucho tiempo acumulándose. Los resultados los empezamos a ver ahora, pero todo apunta a que son las primeras gotas de la tormenta perfecta que tal vez se venga encima en 2023.

Imagina que los que quiebran no son bancos o empresas, sino los propios estados. Imagina que no se pueden pagar los servicios públicos, las pensiones, etc. Imagina que los países del norte de Europa no quieren o pueden rescatar a los del sur. Imagina un corralito y la incautación de tus ahorros. ¿Catastrofista? Mira los antecedentes desde el Imperio Romano hasta recientemente Argentina, Venezuela, Grecia, Chipre, etc. Considera que lo único que nos separa de ese escenario es que el BCE sigue comprando la deuda impagable de los estados, y éstos inyectando un dinero artificial en la economía. En este delicado equilibrio y huida hacia delante cualquier mínimo tropezón podría desencadenar un fallo sistémico.

Nunca se puede predecir el futuro en economía, pero todos los indicadores son preocupantes. Marc Vidal lo explica de forma clara y didáctica.

¿Qué hacer?

Si has llegado hasta aquí probablemente estarás medio deprimido y con el cortisol saliendo por las orejas. Así que busquemos soluciones.

Hace un año y medio publiqué otro post parecido a este, y creo que el tiempo me ha dado la razón. ¿Sabrías reconocer una crisis financiera global antes de que suceda? ¿Cómo evitar empobrecerte? Te recomiendo que lo leas también.

Pero aunque el diagnóstico haya sido macro, ya te adelanto que mi enfoque para las soluciones es individual. Ninguno de nosotros podría cambiar todo el sistema financiero y las crisis intrínsecas a su diseño actual.

No soy asesor financiero y tú ya eres mayorcito sobre cómo afrontar lo que se viene, pero comparto algunas sugerencias:

  • Busca la verdad. Comprende e interpreta lo que pasa sin intermediarios; no dependas de los telediarios o periódicos tradicionales, ni de tu banco o de tu cuñado. Busca canales minoritarios o alternativos para informarte. Invierte tiempo en leer o escuchar a expertos. Compara varias perspectivas antes de tomar la tuya. Ten sentido crítico. No te fíes de quienes tienen un interés en venderte algo.
  • Diversifica riesgos. No pongas todos los huevos en una misma cesta, ni siquiera en una misma habitación o país. No dependas de un solo empleador, fuente de ingresos, cliente, territorio, moneda, tipo de inversión, sector de actividad, idioma, banco, jurisdicción, etc. En el mundo animal, las extinciones masivas destruyen a los especialistas que dependen de un estilo de vida o ecosistema muy determinado, pero son oportunidades para los más adaptables. No tengas más del 50% de tu patrimonio o fuentes de ingreso dependiendo de un solo elemento, por muy sólido que parezca.
  • No te acomodes. Aprovecha la calma antes de la tempestad en vez de echar la siesta. Fórmate, especialízate en algo valioso, haz que tu aportación de valor personal sea algo inexpropiable y que puedas llevarte contigo. Aprende idiomas, habilidades, conocimientos que tengan valor en cualquier empresa, país y situación. Haz lo mismo con tus hijos.
  • Gana por lo menos 30% más de lo que gastas, de forma sostenible. Mucha gente, mis abuelos por ejemplo, ponían el foco en gastar poco. Es un error por muchos motivos, pero no me enrollo. Sí me quedo con la idea de no gastar en cosas superfluas y ser austero. Pero la clave es tener unos ingresos que te permitan vivir feliz (calcula cuánto te cuesta TU estilo de vida satisfactorio al año) e invertir el resto (no dejarlo en el banco para que se lo coma la inflación). Recuerda que no podemos depender de la jubilación pública.
  • Consigue una posición de negociación fuerte en entornos inflacionistas. La inflación siempre hace más pobres a los pobres y clases medias. Si tus gastos suben un 10% y tus ingresos dependen de la negociación de un convenio colectivo, estás jodido. En un contexto inflacionario tienes que ser capaz de poder subir tus precios a tus clientes (o empleadores) al menos tanto como te suben los costes. Ya sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero busca la diferenciación, calidad, nicho o algo que permita justificarlo en términos de valor percibido.
  • Equilibra tu posición financiera. En un entorno tan incierto es peligroso tanto deber mucho como que te deban mucho, y desde luego estar demasiado apalancado. La única manera de protegerse es tener una posición financiera equilibrada, en la que lo que puedes perder con una subida de tipos de interés o con la inflación lo compenses por otro lado, y en la que pase lo que pase no es catastrófico para el conjunto de tus finanzas.
  • No inviertas directa ni indirectamente (mediante los fondos de inversión que tu banco promete como seguros) en deuda pública ni dependas del estado. Ahora es el mayor de los riesgos.
  • Si puedes, acumula activos con valor independiente de turbulencias financieras. Ten algo de dinero metálico en casa, si puedes algún lingote de oro, monedas o joyas, propiedades inmobiliarias bien elegidas, ETFs con posesión física de metales preciosos, un coche clásico, etc.
  • Ahora que otras inversiones volátiles como la renta variable o las criptomonedas han bajado se pueden encontrar oportunidades. La idea es comprar cuando el mercado está bajo y vender cuando está alto. Aprende o utiliza «value investing».
  • Se antifrágil o al menos robusto. Anticipa los «cisnes negros«. Ten previsto un plan de contingencia para las eventualidades que hasta ahora has considerado inimaginables. ¿Qué harías si te fallara tu banco, tu trabajo, tu país, tus inversiones…? ¿Cómo podrías empezar desde cero en otro sitio? No esperes a que suceda para tener alternativas.
  • Disfruta de la vida, que son dos días, y gasta el dinero en las cosas que te van a dejar un buen recuerdo con las personas que quieres. No te preocupes en exceso por las catástrofes que pueden venir y vive cada día lo mejor posible. Lo que has bailado no te lo quita nadie. Esto se lo dedico a mi amigo Pablo, una excelente persona y profesional que falleció recientemente.

Podríamos resumir todo esto en el concepto de «autoliderazgo financiero«. Como ves, no hay recetas mágicas, sino sugerencias incómodas que te supondrán investigar, desbrozar información compleja, incierta y contradictoria, tomar decisiones arriesgadas, cuestionar creencias arraigadas, renunciar a la falsa sensación de seguridad y dependencia, cambiar ciertos hábitos de consumo, etc.

Por eso justamente, la gente no lo hace, y dejan que otros sean los que gestionen su economía y su vida. Por eso justamente, quienes lo hacen serán quienes prosperarán a través de buenas y malas épocas.

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